Una comunicación con todas, todos, todes…

 

Las organizaciones sociales son protagonistas, y es allí donde trabajamos para que se hagan oír las mujeres, los hombres, las disidencias, las infancias, las juventudes, los trabajadores de la agricultura familiar en busca de la soberanía alimentaria, las cooperativas y todos aquellxs que desarrollan políticas de cercanía con las comunidades en clubes, centros culturales, emprendimientos de trabajo, pueblos originarios junto a muchos otros sujetos sociales de esta comunidad actual tan compleja y profundamente desigual.

 

Revalorizar hoy la comunicación comunitaria y popular nos parece un importante trabajo hormiga para hacer frente a la profunda distorsión que sucede con las noticias falsas que circulan por las redes sociales y los medios masivos de comunicación y que ocasionan desorientación en nuestras vidas cotidianas generando un descreimiento que altera nuestra sociedad en general. Frente a esa poderosa hegemonía, tienen un importante rol de resistencia los medios públicos, como también los gestionados por los sectores sin fines de lucro, cooperativos y comunitarios, dando batalla al proyecto de colonización cultural.

 

Las diferencias en el acceso a las tecnologías también son enormes, con deficientes condiciones de conectividad en los sectores más pobres, rurales o alejados de los grandes centros urbanos, generando una desigualdad muy fuerte en el acceso a los mensajes. Doble tarea tiene entonces la comunicación popular. La lucha por el acceso y fundamentalmente por la participación. Por ser parte indispensable para dar entidad a las voces silenciadas y por ende alcanzar una democracia más participativa. Valorando la importancia de la comunicación popular en su rol de pensar a los sujetos de sectores populares como productores de sentido en el aspecto comunicacional y también político. Es necesario decir que no hay una sola manera de entender lo que denominamos comunicación popular, dado que es un campo heterogéneo, con múltiples cruces y prácticas políticas, ideológicas, sociales y culturales. La riqueza justamente está en esa diversidad, sin exclusión alguna.

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